El cinismo imperial yanqui tiene su máxima expresión en la voz de George Kennan, el político estadounidense más influyente de la posguerra:
“…Tenemos alrededor de 50% de la riqueza mundial, pero sólo 6.3% de su población… En esta situación es inevitable que nos convirtamos en el objeto de envidia y resentimiento. Nuestra tarea real en el período que viene consiste en diseñar un patrón de relaciones que nos permitirá mantener esta posición de disparidad sin detrimento real de nuestra seguridad nacional. Esto requiere abandonar todo tipo de sentimentalismos y ensueños y concentrar nuestra atención, en todos los lugares, en nuestros objetivos nacionales inmediatos. No debemos engañarnos pensando que podemos permitirnos el lujo de hacer altruismo y tener sentimientos de benefactor del mundo…”
George F. Kennan, The State Department Policy Planning Staff Papers.
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