1 septiembre de 2003
Qué rico sentir el calor del sol en mi rostro y observar desde el cielo los brillos plateados de un río anónimo que bien podría servir de espejo para el alma. Mi espíritu se reconforta, se llena de paz y de ilusiones. Es un bello reencuentro con los sentidos. Me dejo maravillar con el mural que me muestra la ventanilla del avión. Mi mente me transporta a otras épocas y las imágenes de años atrás vuelven a vivir en mí.
Amaya
Despedida de Iván y Mariana
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Todos se divirtieron como enanos, pero la sorpresa la dieron los
anfitriones cuando abrieron la noche con una canción de Pimpinela que causó
furor...
...
Hace 15 años.
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