Junio de 2003
Hace poco encontré un pasaje muy interesante que relata Joseph Stiglitz, premio Nobel de economía, en su obra “La gran desilusión”. Stiglitz hace un claro paralelo entre las guerras modernas y las políticas impuestas por los organismos internacionales. Este economista, quien trabajó en el gabinete de Bill Clinton y en el Banco Mundial, habla sobre la terrible indiferencia de la economía ante la miseria enorme que existe actualmente:
“La guerra tecnológica moderna está concebida para eliminar todo contacto físico: las bombas son lanzadas a 15,000 metros de altura para que el piloto no “resienta” lo que está haciendo. La gestión moderna de la economía funciona de la misma manera. Desde lo alto de un hotel de lujo se imponen sin piedad políticas económicas que pensaríamos dos veces si conociéramos a los seres humanos cuyas vidas estamos a punto de destrozar…” (Stiglitz, 2002)
Hace poco encontré un pasaje muy interesante que relata Joseph Stiglitz, premio Nobel de economía, en su obra “La gran desilusión”. Stiglitz hace un claro paralelo entre las guerras modernas y las políticas impuestas por los organismos internacionales. Este economista, quien trabajó en el gabinete de Bill Clinton y en el Banco Mundial, habla sobre la terrible indiferencia de la economía ante la miseria enorme que existe actualmente:
“La guerra tecnológica moderna está concebida para eliminar todo contacto físico: las bombas son lanzadas a 15,000 metros de altura para que el piloto no “resienta” lo que está haciendo. La gestión moderna de la economía funciona de la misma manera. Desde lo alto de un hotel de lujo se imponen sin piedad políticas económicas que pensaríamos dos veces si conociéramos a los seres humanos cuyas vidas estamos a punto de destrozar…” (Stiglitz, 2002)
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