Hace unos días Alejandro me preguntó cuáles son las razones por las que simpatizo con López Obrador. Le respondo a continuación…
En primer lugar, quiero dejar en claro que lo que voy a exponer no proviene de ninguna manera de una postura monolítica. Lo que voy a contarles tiene algo de ecléctico, surge de mis sentidos, de mi intuición, de mi pensamiento y de mis emociones. Yo he expresado en algunas ocasiones que para elegir a nuestros gobernantes hay que poner en marcha todo un proceso racional que nos ayude a tomar la mejor decisión. Rectifico. En cuestiones de política, no sólo interviene la razón, también hacemos uso de nuestro “sexto sentido”, por llamarle de alguna forma. Y esto no me parece nada absurdo. Después de todo, nadie puede negar que esta especie de meta-percepción es la que nos ha permitido esquivar los peligros que se nos van presentando a lo largo de nuestra vida. Aunque, a fin de cuentas, tal vez no sea una necedad pensar que el sexto sentido no es pura clarividencia sino que forma parte de un proceso bien elaborado al puro estilo sherlockiano, con el cual somos capaces de sacar nuestras propias conclusiones a partir de elementos clave (puras suposiciones mías, habría que analizar qué es lo que dicen los expertos).
Dicho lo anterior, vuelvo a la pregunta de Alejandro:
¿Por qué López Obrador?
Les contesto con otra pregunta. ¿Cuál es el problema más grave de México? Creo que aquí está la clave. Depende de la percepción de cada persona. Para mí, el problema más grande de México es la pobreza y la desigualdad (social, económica, educativa y hasta política). A lo largo de toda su historia, en México se han adoptado distintas estrategias para tratar de reducir estos males, pero han sido fallidas por diversas razones: la corrupción, las políticas públicas mal dirigidas, la prevalecía de los intereses privados sobre el interés público, la fuerza inercial de los mismos problemas y la falta de voluntad política para resolverlos, entre muchos otros factores.
A pesar de las múltiples razones expuestas, creo que existe un común denominador presente a lo largo de todos estos años (con algunas excepciones, claro), me refiero a la falta de sensibilidad social. Muy pocos gobernantes han demostrado empatía hacia los mexicanos. Yo creo que López Obrador no carece de ella. Siempre ha mostrado estar cerca de la gente que más ayuda necesita, trabajando con ella codo a codo, ensuciándose las manos y los pies en el campo; enseñando a leer y escribir en aulas que parecen chiqueros; denunciando las injusticias de la industria petrolera y del sector financiero; reclamando igualdad en los procesos electorales; volteando a ver a los grupos tradicionalmente olvidados: ancianos, discapacitados, madres solteras; reduciendo el despilfarro al que está acostumbrada la burocracia; negándose a enriquecerse a costa de su posición; en fin…
Puede ser que mis razones no les parezcan suficientes. Algunos dirán que es un tipo autoritario. Otros más alegarán que es un populista (¿no lo es Fox?). Hay gente que nunca dejará de ligarlo con Bejarano y los videoescándalos. Los más técnicos denuncian el hecho que sus políticas públicas son cuestionables en cuanto a su gestión. Tal vez estén en lo cierto. Y no trato de negar sus defectos. Claro que tuvo errores como Jefe de Gobierno del D.F., pero haciendo un balance general, creo que su administración fue positiva. ¿Podría ser mejor? Todo en esta vida podría ser mejor de lo que es; no obstante, con todo lo que he visto, oído, leído, intuido, sentido y pensado, me parece que Andrés Manuel es un tipo con experiencia de gobierno y sensibilidad social, bien intencionado, honesto y trabajador que quiere lo mejor para México.
He ahí mis razones…
- Amaya
En primer lugar, quiero dejar en claro que lo que voy a exponer no proviene de ninguna manera de una postura monolítica. Lo que voy a contarles tiene algo de ecléctico, surge de mis sentidos, de mi intuición, de mi pensamiento y de mis emociones. Yo he expresado en algunas ocasiones que para elegir a nuestros gobernantes hay que poner en marcha todo un proceso racional que nos ayude a tomar la mejor decisión. Rectifico. En cuestiones de política, no sólo interviene la razón, también hacemos uso de nuestro “sexto sentido”, por llamarle de alguna forma. Y esto no me parece nada absurdo. Después de todo, nadie puede negar que esta especie de meta-percepción es la que nos ha permitido esquivar los peligros que se nos van presentando a lo largo de nuestra vida. Aunque, a fin de cuentas, tal vez no sea una necedad pensar que el sexto sentido no es pura clarividencia sino que forma parte de un proceso bien elaborado al puro estilo sherlockiano, con el cual somos capaces de sacar nuestras propias conclusiones a partir de elementos clave (puras suposiciones mías, habría que analizar qué es lo que dicen los expertos).
Dicho lo anterior, vuelvo a la pregunta de Alejandro:
¿Por qué López Obrador?
Les contesto con otra pregunta. ¿Cuál es el problema más grave de México? Creo que aquí está la clave. Depende de la percepción de cada persona. Para mí, el problema más grande de México es la pobreza y la desigualdad (social, económica, educativa y hasta política). A lo largo de toda su historia, en México se han adoptado distintas estrategias para tratar de reducir estos males, pero han sido fallidas por diversas razones: la corrupción, las políticas públicas mal dirigidas, la prevalecía de los intereses privados sobre el interés público, la fuerza inercial de los mismos problemas y la falta de voluntad política para resolverlos, entre muchos otros factores.
A pesar de las múltiples razones expuestas, creo que existe un común denominador presente a lo largo de todos estos años (con algunas excepciones, claro), me refiero a la falta de sensibilidad social. Muy pocos gobernantes han demostrado empatía hacia los mexicanos. Yo creo que López Obrador no carece de ella. Siempre ha mostrado estar cerca de la gente que más ayuda necesita, trabajando con ella codo a codo, ensuciándose las manos y los pies en el campo; enseñando a leer y escribir en aulas que parecen chiqueros; denunciando las injusticias de la industria petrolera y del sector financiero; reclamando igualdad en los procesos electorales; volteando a ver a los grupos tradicionalmente olvidados: ancianos, discapacitados, madres solteras; reduciendo el despilfarro al que está acostumbrada la burocracia; negándose a enriquecerse a costa de su posición; en fin…
Puede ser que mis razones no les parezcan suficientes. Algunos dirán que es un tipo autoritario. Otros más alegarán que es un populista (¿no lo es Fox?). Hay gente que nunca dejará de ligarlo con Bejarano y los videoescándalos. Los más técnicos denuncian el hecho que sus políticas públicas son cuestionables en cuanto a su gestión. Tal vez estén en lo cierto. Y no trato de negar sus defectos. Claro que tuvo errores como Jefe de Gobierno del D.F., pero haciendo un balance general, creo que su administración fue positiva. ¿Podría ser mejor? Todo en esta vida podría ser mejor de lo que es; no obstante, con todo lo que he visto, oído, leído, intuido, sentido y pensado, me parece que Andrés Manuel es un tipo con experiencia de gobierno y sensibilidad social, bien intencionado, honesto y trabajador que quiere lo mejor para México.
He ahí mis razones…
- Amaya
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