Juegos de poder
Por: Leo Zuckermann
Por: Leo Zuckermann
Homenaje a Muhammad Yunus
Hace treinta años, el economista bengalí Muhammad Yunus estaba enseñando "elegantes teorías sobre la economía" en la Universidad Chittagong. Afuera del campus universitario, un grupo de pobladores que vivían cerca le pidieron prestados $27 dólares para comenzar un negocio. Se los dio sin exigirles garantías; tampoco los hizo firmar un contrato. Los deudores, sin embargo, pagaron su deuda. Fue entonces que el académico decidió dejar la teoría económica por la práctica.
Yunus se preguntó así mismo: "si uno puede hacer tan feliz a tanta gente con una pequeña cantidad de dinero, ¿por qué no hacerlo más?" Pero no sólo se trataba de proporcionar felicidad. A final de cuentas, ¿quién no se pone contento cuando le dan dinero sin contrato ni garantías? En realidad, el bengalí concibió los microcréditos como un mecanismo para incentivar a que los pobres elaboraran proyectos productivos que les permitieran salir de la miseria. Fundó, para ello, el Banco Grameen dedicado a otorgar préstamos a los más pobres.
La institución bancaria resultó un gran éxito en el combate a la pobreza que azota Bangladesh, un país asiático de 148 millones de habitantes, cuyo Producto Interno Bruto per cápita es tan sólo un quinto que el mexicano ($2,100 dólares al año por habitante). El país tiene una pobreza histórica y lacerante con un terrible problema geográfic cada año, durante la temporada de los monzones, aproximadamente un tercio del territorio se inunda.
Artículos periodísticos dan cuenta del impacto positivo de los microcréditos de Yunus. Los préstamos, de un promedio de $130 dólares, y tan bajos como de $12, se destinan a los más necesitados, sobre todo a las mujeres que sufren de discriminación en un país cuya religión predominante es la musulmana. "Viudas indigentes, esposas abandonadas, trabajadores sin tierra, conductores de rickshaws, barrenderos y mendigos" utilizan los créditos para poner negocios e ir superando la pobreza. Adquieren "vacas lecheras, bambú para elaborar taburetes o hilo para tejer estolas; compran incienso que revenden en un puesto".
Desde su fundación, el Grameen ha prestado casi seis mil millones de dólares generando utilidades casi todos los años para sus dueños. La recuperación de los 6.6 millones de microcréditos que han otorgado es de un impresionante 98.5%. Y es que esta institución bancaria "presta a grupos de cinco personas" para que se presionen entre ellos y solventen los pagos que son "manejables en cómodos plazos semanales".
El modelo de Yunus ha sido tan exitoso que se ha copiado en otras partes del mund "Los microcréditos se han convertido en una de las estrategias más populares para combatir a la pobreza. El año pasado, más de cien millones de personas recibieron préstamos pequeños de más de 3,100 instituciones en 120 países".
La semana pasada se anunció que Yunus y el Banco Grameen recibirán el Premio Nobel de la Paz por sus "esfuerzos para generar desarrollo económico y social desde abajo". Es una decisión atinadísima. En la práctica, el bengalí ha contribuido como pocos a la paz mundial al tratar de erradicar la pobreza. Un homenaje más que merecido a un empresario que ha hecho más por los pobres que muchos políticos que dicen defenderlos. Enhorabuena por este hombre de gran visión y acción.
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