En la película Ciudad de Dios, se narra la historia de un barrio pobre de Brasil, donde la falta de oportunidades y la miseria convierten a un grupo de muchachos en ladrones al estilo Robin Hood quienes escalan una espiral de violencia tan cruda, que ahora al ver la situación descontrolada del narcotráfico en México, me da miedo pensar que algo similar llegara a ocurrir en nuestro país.
Esto viene a propósito también de un excelente artículo de Lorenzo Meyer, en el cual introduce el concepto de post miseria y que surge a partir de una entrevista realizada a un criminal brasileño.
A continuación los extractos que me parecieron más interesantes del texto de Lorenzo Meyer:
No es común que un capo de la droga acuñe en prisión un concepto social para explicar su mundo y sus acciones, pero justamente eso es lo que hizo el brasileño Marcos William Herbas Camacho, alias Marcola: "la post miseria genera una nueva cultura asesina, ayudada por la tecnología, satélites, celulares, Internet, armas modernas. Es la mierda con chips...Mis comandos son una mutación de la especie social. Son hongos de un gran error sucio".
Marcola, de 39 años de edad, es un líder reconocido del mundo criminal de Sao Paulo, la principal ciudad de Brasil. Se trata, sin duda, de un personaje singular; según los datos disponibles, nació en un hogar pobre aunque no miserable… El personaje se inició en la actividad criminal a los nueve años de edad y ha pasado ya la mitad de su vida en la cárcel. En el 2001, él y un centenar de presos más escaparon de prisión por un túnel, pero a diferencia de El Chapo, la policía federal brasileña lo volvió a aprehender y hoy está purgando una larga condena en la prisión de máxima seguridad "Presidente Bernardes". El 12 de mayo del 2006, unos días antes de la entrevista que aquí se cita, se supone que Marcola ordenó a su organización -el Primer Comando de la Capital o PCC- que desatara la mayor ofensiva de que se tiene noticia contra la autoridad en Sao Paulo. El resultado fue la muerte de 23 policías militares, siete policías civiles, tres guardias municipales, ocho agentes penitenciarios y cuatro civiles. Del otro lado, y como respuesta, la policía dio muerte a 107 personas en los barrios marginales.
"… Yo soy una señal de estos tiempos. Yo era pobre e invisible". Él supone que en el pasado hubo condiciones para resolver de forma relativamente fácil el problema de pobres como él "¿[Pero] el gobierno federal alguna vez reservó algún presupuesto para nosotros [los miserables]?" No, y como no lo hizo, Marcola, los 6 mil miembros que se supone tiene el PCC y muchos más, buscaron su propia salida y la encontraron: "Ahora somos ricos con la multinacional de la droga y ustedes se están muriendo de miedo. Nosotros somos el inicio tardío de su conciencia social".
"¿Solución? No hay solución hermano. La propia idea de 'solución' ya es un error. ¿Ya vio el tamaño de las 560 favelas de Río?... ¿Solución, cómo? Sólo la habría con muchos millones de dólares gastados organizadamente, con un gobernante de alto nivel, una inmensa voluntad política, crecimiento económico, revolución en la educación...Y todo eso...implicaría una mudanza psicosocial...O sea: es imposible".
No es común que un capo de la droga acuñe en prisión un concepto social para explicar su mundo y sus acciones, pero justamente eso es lo que hizo el brasileño Marcos William Herbas Camacho, alias Marcola: "la post miseria genera una nueva cultura asesina, ayudada por la tecnología, satélites, celulares, Internet, armas modernas. Es la mierda con chips...Mis comandos son una mutación de la especie social. Son hongos de un gran error sucio".
Marcola, de 39 años de edad, es un líder reconocido del mundo criminal de Sao Paulo, la principal ciudad de Brasil. Se trata, sin duda, de un personaje singular; según los datos disponibles, nació en un hogar pobre aunque no miserable… El personaje se inició en la actividad criminal a los nueve años de edad y ha pasado ya la mitad de su vida en la cárcel. En el 2001, él y un centenar de presos más escaparon de prisión por un túnel, pero a diferencia de El Chapo, la policía federal brasileña lo volvió a aprehender y hoy está purgando una larga condena en la prisión de máxima seguridad "Presidente Bernardes". El 12 de mayo del 2006, unos días antes de la entrevista que aquí se cita, se supone que Marcola ordenó a su organización -el Primer Comando de la Capital o PCC- que desatara la mayor ofensiva de que se tiene noticia contra la autoridad en Sao Paulo. El resultado fue la muerte de 23 policías militares, siete policías civiles, tres guardias municipales, ocho agentes penitenciarios y cuatro civiles. Del otro lado, y como respuesta, la policía dio muerte a 107 personas en los barrios marginales.
"… Yo soy una señal de estos tiempos. Yo era pobre e invisible". Él supone que en el pasado hubo condiciones para resolver de forma relativamente fácil el problema de pobres como él "¿[Pero] el gobierno federal alguna vez reservó algún presupuesto para nosotros [los miserables]?" No, y como no lo hizo, Marcola, los 6 mil miembros que se supone tiene el PCC y muchos más, buscaron su propia salida y la encontraron: "Ahora somos ricos con la multinacional de la droga y ustedes se están muriendo de miedo. Nosotros somos el inicio tardío de su conciencia social".
"¿Solución? No hay solución hermano. La propia idea de 'solución' ya es un error. ¿Ya vio el tamaño de las 560 favelas de Río?... ¿Solución, cómo? Sólo la habría con muchos millones de dólares gastados organizadamente, con un gobernante de alto nivel, una inmensa voluntad política, crecimiento económico, revolución en la educación...Y todo eso...implicaría una mudanza psicosocial...O sea: es imposible".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario