Cruceros extraños de 3 segundos que prevalecen en el eterno ir y venir de la marea de los recuerdos. Interceptar la trayectoria de las miradas y adivinar su significado se convierte en ciencia. Cuántos rostros, cuántos gestos, cuántos guiños...
Todo un mosaico de momentos congelados en la mente.
El universo conspira, pero a veces no nos damos cuenta y evadimos las señales. Las dejamos pasar y seguimos nuestro camino en la vida. ¿Hay algo de magia en todo esto?
No lo sé. Todavía no encuentro la respuesta...
- Amaya
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