Estábamos en ese pequeño departamento donde nos habían invitado a cenar y tomar algo de vino. Se escuchaban las risas de todos desde la entrada y la verdad es que no nos importaba. Sólo queríamos pasarla bien.
Noté que él estaba un poco más callado que de costumbre y pensé que tal vez era el cansancio. Recorrer todo ese camino para llegar a la cena... Y aún así, siempre agradable, siempre atento. Todas mis amigas me decían que yo le gustaba, que era obvio.
Yo no estaba segura. Nunca he sabido bien descifrar esos momentos.
Había ciertas señales que me hacían dudar. Pero al mismo tiempo me daba cuenta que él se llevaba así con todos. No tenía un trato diferente conmigo, aunque mis amigas dijeran que sí...
Terminó la cena. Algunos se despidieron. Quedábamos pocos. Cada vez se hacía más tarde. Cada vez teníamos menos ganas de caminar.
Finalmente nos convencieron y nos quedamos a dormir ahí. Nos ofrecieron unas colchas y nos quedamos en el piso.
Estaba muy cansada y cerré los ojos. Empezaba a vencerme el sueño cuando sentí algo en el cuello. ¿Había sido un beso? Me puse alerta. No estaba segura. Tal vez fue como una de esas veces que sueñas que estás subiendo una escalera y de repente despiertas con tus pies buscando los peldaños. Pasaron los segundos, tal vez minutos. Nada... Sí, seguro me quedé dormida y la mente me traicionó... Eso fue...
Cerré los ojos otra vez. Lo sentí de nuevo. Estaba vez no había duda. Eso que sentí había sido un beso. Me puse nerviosa. No sabía qué hacer.
Un beso...
¿Por qué? No entendía nada. Vértigo. Y luego su mano en mi brazo. Y otro beso en el cuello. Y otro más. Casi imperceptibles. Entonces reaccioné. Me hice a un lado y él no siguió.
Al día siguiente todos se despertaron muy alegres, platicando las anécdotas de la noche anterior, mientras tomábamos café y comíamos unos panecillos. Ahora la que estaba callada era yo y él reía con los demás.
Nos fuimos de ahí juntos. Caminamos en silencio durante media hora hasta que me dejó en el departamento. Pensé que era el momento de decir algo. Lo que fuera.
Pero no fue así. No hubo palabras.
Nunca hablamos de ese beso.
Y luego, unos meses después, lloré cuando se lo conté a Irene.
- Amaya
11 comentarios:
Muy buen relato. Un poco triste, tal vez. Saludos.
q MAS!
;)
Me gusta como escribes... Aunque creo que tu experiencia tuvo más de incómoda que romántica o agradable...
En fin... estaremos en contacto por los blogs y por el Twitter... saludos!
Cómo no la va uno a admirar cuando escribe cosas como ésta. Maravilloso. :)
como siempre mis respetos, escribes muy bien, tienes mucho talento y haces sentir esa tristeza, y tal vez la necesidad de haber hablado en su momento.
Bien, ficción(?). Me ha gustado: felicidades.
te arrepientes????
yo si...
Je me souviens!
Wow, impresionante y triste. La clase de relatos que me gustan, con finales reales.
Amaya, visita, cuando puedas mi blog, me encantaría tener algún comentario tuyo algún día.
www.chanchamitoblog.wordpress.com
no era el aleks?
hola me gustaria que me dijiera quien es la persona que le fue a instalar su linea telefonica es muy importante para nosotros como empresaen sus manos esta que podemos hacer me gustaria saber por fabor le dejo mi num de cel 9241148941 gracias de ante mano necesito saber su nombre esto es muy delicado de uste depende de esa persona gracias
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