- "¿Qué onda pedorro, cómo estás?"
- "Hey, pedorra, ¿jugamos escondidas?"
- "Oye pedorrita, ¿me prestas tus crayones?"
- ¡Adiós pedorros!
Cuando la maestra escuchó a la niña dirgirse así a sus compañeritos casi se infarta y por supuesto que fue corriendo a hablar con ella:
- Mira Danielita, es que no está bien que le digas "pedorro" a Juanito y a tus otros compañeritos...
- Pero, ¿por qué, maestra?
- Ah, pues porque hay niños que no les gusta, no se sienten cómodos...
Total que ahí anduvo la maestra tras Danielita durante un buen tiempo para evitar que la niña siguiera diciendo la vergonzosa palabra...
Largas terapias tuvieron que transcurrir para que por fin la maestra viera recompensados sus esfuerzos y Danielita comenzara a hablar con propiedad, olvidándose de los repetidos "pedorros".
Hasta que un día, llega la mamá de Danielita en su coche, se abre la puerta lentamente, la niña se trepa feliz en la parte trasera del auto y entonces, sólo entonces, la maestra alcanza a escuchar a lo lejos que la señora le pregunta alegremente a su hija:
- ¿Qué onda, pedorra, cómo te fue hoy?
3 comentarios:
jajajaja!!! Oh si! los padres somos los culpables del vocabulario de nuestros hijos...
Ah que Danielita pedorra...
Esa anecdota hizo que recordara a mi hija, quien es bien pedorra. Todo el tiempo se anda pedorreando y es que le cuesta tanto trabajo contener el pedo, que se le sale naturalito...
El otro dia, muy angustiada me dijo:
- Mamà, ya no me des frijoles, por que me ando pedorreando todo el dia en la escuela y ademas me apestan!!!
jajajaja creeme que moria de la risa. Pero la entiendo, por que, que horrible es aguantarse un pedo. jjajajaja besos amayita!!
Lo cierto es que se educa con el ejemplo, nada mas claro que la pedorra mama y la pedorrita
saludos
rgg
Jajajajajaja!, que barbaro, pero en efecto asi somos con los hijos, y mas cuando estan chiquitos son una esponja que todo lo aprenden inmediatamente, ya quisiera que cuando esten en la escuela asi aprendieran las cosas!.
Y de igual manera me paso con mi hijo. Cuando malamente tire un chicle por la ventan de la camioneta, el me vio, y despues ya queria tirar todo por la camioneta, me costo, pero ya se le olvido, y me sirvio para darme cuenta de los errores que comete uno, y mi hijo tiene 2 años 2 meses!!!
Saludos!!!.
A. Sangabriel
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