El tema de la reforma sanitaria ha sido uno de los debates más intensos de las últimas décadas en Estados Unidos. Incluso, Michael Moore lo incluyó en Sicko, uno de los documentales más famosos de los últimos años, en el que por un lado, se critica a las grandes compañías de seguros médicos en Estados Unidos y por el otro, se muestran los enormes beneficios de los servicios médicos universales y gratuitos en países como Francia, Inglaterra, Canadá y Cuba.
La reforma sanitaria también fue uno de los puntos de discusión entre Barack Obama y John McCain durante la campaña presidencial. En ese momento la población estadounidense se polarizó de una forma bastante abrupta, aunque al parecer, los que apoyaban la reforma superaban en número a sus detractores.
Ya con Obama en el gobierno, las encuestas señalaban que el apoyo de la población a la reforma había ido disminuyendo a medida que el debate se ponía más candente en el Capitolio.
Todavía hace una semana había cierto temor en el Senado en el proceso de aprobación de la reforma pero ahora todo parece indicar que habrá un gran regalo de Navidad no sólo para Obama y los representantes demócratas, sino para toda la población, puesto que desde la primera votación se consiguieron los 60 votos requeridos para hacer avanzar la ley que están buscando.
La aprobación de esta ley supone un gran avance respecto al estatus actual. Según información oficial, a partir de la aprobación de la reforma, todos los ciudadanos estarán obligados a contar con un seguro médico y aquellos que no tengan posibilidades económicas recibirán subsidios del Estado. Además, un punto favorable es que ahora las aseguradoras no podrán rechazar a nadie aduciendo condiciones médicas preexistentes, lo cual era uno de los grandes problemas que presentaban las aseguradoras particulares, quienes incluso contrataban personas especializadas en buscar información de los pacientes con el objetivo de rechazar sus solicitudes.
A pesar de que se politizó en gran medida el debate de la reforma sanitaria, resulta una muy buena noticia que beneficiará a millones de estadounidenses que no pueden esperar un mejor regalo de Navidad que éste.
La reforma sanitaria también fue uno de los puntos de discusión entre Barack Obama y John McCain durante la campaña presidencial. En ese momento la población estadounidense se polarizó de una forma bastante abrupta, aunque al parecer, los que apoyaban la reforma superaban en número a sus detractores.
Ya con Obama en el gobierno, las encuestas señalaban que el apoyo de la población a la reforma había ido disminuyendo a medida que el debate se ponía más candente en el Capitolio.
Todavía hace una semana había cierto temor en el Senado en el proceso de aprobación de la reforma pero ahora todo parece indicar que habrá un gran regalo de Navidad no sólo para Obama y los representantes demócratas, sino para toda la población, puesto que desde la primera votación se consiguieron los 60 votos requeridos para hacer avanzar la ley que están buscando.
La aprobación de esta ley supone un gran avance respecto al estatus actual. Según información oficial, a partir de la aprobación de la reforma, todos los ciudadanos estarán obligados a contar con un seguro médico y aquellos que no tengan posibilidades económicas recibirán subsidios del Estado. Además, un punto favorable es que ahora las aseguradoras no podrán rechazar a nadie aduciendo condiciones médicas preexistentes, lo cual era uno de los grandes problemas que presentaban las aseguradoras particulares, quienes incluso contrataban personas especializadas en buscar información de los pacientes con el objetivo de rechazar sus solicitudes.
A pesar de que se politizó en gran medida el debate de la reforma sanitaria, resulta una muy buena noticia que beneficiará a millones de estadounidenses que no pueden esperar un mejor regalo de Navidad que éste.
- Amaya
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