miércoles, marzo 31, 2010

Mascotas de mi infancia (o cómo sobreviví a las aves)


Gran tragedia en mi vida. GRAN. Por más que les supliqué por AÑOS a mis papás que me dejaran tener un perrito de mascota, siempre me lo negaron.

¿Las razones? ¡Muchas!
  • Los perritos necesitan muchos cuidados.
  • Son muy cochinos.
  • Necesitan un jardín.
  • No te vas a querer encargar de él después.
  • ¿Quién lo va a llevar al veterinario cuando se enferme?
  • ¿Quién va a recoger sus cacas?
  • Se te va a olvidar darle de comer.
  • ¿Quién lo va a bañar?
  • ¿Y si agarra pulgas?
  • Cuando son cachorros muerden toooodo.
Etcétera, etcétera, etcétera.

Ah, pero esa tiranía parental no se conformó con destruir mi sueño de tener un hermoso Cocker Spaniel, sino que además trató de convencerme por todos los medios que los pájaros eran la mejor opción en cuanto a mascotas se refiere. No sé de dónde sacó mi papá esa teoría, pero yo tuve que vivir con eso. Así es la vida, chavos.

Y fue así como durante toda mi infancia me hice cargo de palomas, pollos, gansos y patos que me enjaretaron mis papás. El problema era que cagaban cada 5 minutos y no de la manera más consistente que uno puede desear. Hasta eso, tengo que admitir que me llegué a encariñar con mis patos, pero ahora que lo veo a la distancia, prefiero limpiar mil caquitas de Chepina que una sola de un pato, if you know what I mean...

Todavía me acuerdo de una vez que se nos pasó cortarle las plumas al Lucas (un pato bien chido con plumas tornasol) y en una de esas salió medio volando de la casa y ahí nos ven a mi mamá y a mí corretéandolo por toda la calle.

Bueno, con decirles que quedé tan traumada con eso de las aves que ya no sé si lo soñé, pero por alguna extraña razón estoy convencida que en mi vida pasada fui un pato. ¡Un pato! (¿Necesito psicoanálisis?)

Y mejor no les cuento la vez que un pato me atacó cuando estaba sentada en una banquita fuera de una cafetería y se comió mi pastel de queso. Estuve a punto del colapso.

Sí, búrlense todo lo que quieran. Sólo sé que Alfred Hitchcock me entendería perfectamente...

- Amaya

5 comentarios:

Roberto Morales Ayala dijo...

No nos hagamos !Patos!
Chida tu anécdota.
Amo a Blacky, la mascota de mis nenas, ni se que raza es, pero quedó abandonada cuando ellas mudaron a otra ciudad. Cedí a llevarsélas, luego de comprometerlas a que la convirtieran en una integrante más de la familia. Aceptaron.
Hace poco tuvieron una historia conmovedora -bueno, a mi me conmueve- Ella -Blacky- por extrañas razones (pa mi que un cafre caminante la aplastó, a ella tan chiquis y delicada) quedó inválida.
El médico no dio esperanzas y propuso aceptarla con sus incapacidades -era como cuidar un bebé- o sacrificarla. Les pedí que decidieran. Sin dudarlo, pidieron quedarse con ella. El amor hizo milagros, Blackyta empezó a caminar poco a poco. Hoy ya casi normal, aunque quedó impedida pa ser madre. Dice una amiga, de la Sociedad Protectora de Animales, que Blacky se sintió amada y quiso curarse. Lo creo.... Me inspiraste, jajajaja. Saludos

@moralesrobert

NOON dijo...

Esto si no lo sabia de ti!! hamburguesaa!! huacala de pato!

Raptor Plateado dijo...

jajaja, si ami me ataco una paloma alguna vez (ratas voladoras) jajaja pore Hitchcock de verdad yo creo que nunca salia al parque... por cierto me quede dormido en la parte donde los policias del FBI no sabian que hacer con tu perrito.. ups ya me pasa como homero.. ajjajajaja no es cierto muy interesante historia, a mi todos mis animales se me mueren la que mas me duro es una tortuga (zeratup) pero psss ya noesta entre los vivos.. en fin cudiate y feliz vacaciones!!

Anónimo dijo...

Www.facesinplaces.blogspot.com

tienes que verlo!

La "Y" dijo...

pinche amaya por eso me caes requetebien....yo tampoco tuve perros...buaaa, mi mamá decía exactamente lo mismo grrr, y yo odiaba no tener quien me moviera la colita al llegar a casa...eso si, en mi casa hubo un mundo de gallinas copetonas, gallos pelones de pescuezo jajaja y un sin fin de pichichis....en una ocasión llegamos a tener ocho...y con lo cabrones que eran no nos dejaban caminar tranquilamente por el pasillo hacia mi casa.....los mas memorables fueron la trikitrake, el solovino y labeibi, los cuales vivieron como doce años con nosotros......en fin amayita, no me despido de tí, porque nuevamente ando en estos mundos y como siempre es un placer regresar a tu peich y sorprenderme con cada anécdota tuya....un fuerte abrazo......

P.D. Juro que me encantan tus tennis rojos jajaja