Oda a los estambres

El viernes me manda un mensaje Myra avisándome de una Expo Manualidades en el World Trade Center, aquí en Veracruz. Me dijo que estaba medio chafita pero que había algo de estambres, por si me interesaba.

Así que ahí va Amaya con 200 varitos en efectivo y calculando tardarse una media hora, cuando mucho, para sondear la situación y salir de ahí antes que cayera el sol.

Ahhhh, pero la vida nos depara un universo de sorpresas y se ríe en nuestra cara cuando todo lo planeado se nos escurre como agua entre las manos... La vida es caprichosa y le gusta ponernos el pie cuando menos lo esperamos... Y cuando nos ve, ahí tirados en el suelo, nos avienta huevos podridos... Así es la vida, chavos.

Resulta que llegué a la dichosa Expo con 5 gramos de expectativas positivas. Entré, vi un par de stands de pinturitas y los ignoré. Di vuelta a la izquierda. Pasé por un stand de estambres, lo vi decente y yo me vi decente al comprar 2 madejitas... No había nada del otro mundo.

Seguí mi camino, vi otro stand por ahí, compré 2 madejitas más... Tranquilo todo.

Pero entonces llegué al tercer stand y ya no supe más. Mi cuerpo y mi mente se adentraron a un mundo de colores, formas y texturas. Mis manos no respondían, sólo tomaban madejas de las repisas a diestra y siniestra. Mis ojos estaban vueltos locos. Mi respiración era agitada. Mi frente sudorosa. Mis pupilas dilatadas. Mis manos temblorosas y ávidas...

Me formé a pagar. Tuve que utilizar la temida tarjeta de crédito (tun tun tun tun tun). Salí de ahí 3 horas después con 2 sacos llenos de estambre y más pobre que nunca. Mi abuelo comunista jamás me lo perdonará cuando nos reencontremos en el cielo de los comunistas...

Me senté en una de las banquitas a revisar mi material y cuando me di cuenta ya estaba envuelta en una clase de tejido junto con otras señoras. Fue ahí donde tomé conciencia y descubrí que esos son los lugares maravillosos y quasi utópicos donde el sistema de castas desaparece. Por un instante, se esfumaron las clases sociales. Ahí estaba La Cuquis de Iturrigaray de Las Lomas tejiendo al lado de Juana Pérez y Jesusa López, compartiendo experiencias, prestándose las agujas y los ganchos, trabajando hombro con hombro, alimentando su creatividad, riendo y soñando juntas, sin envidias, sin egoísmos, sin esposos aburridos viéndolas tejer...

¡El tejido nos hará libres!

He dicho.

Así que vayan preparándose para la nueva colección Primavera-Verano que ya tengo en puerta...

- Amaya