Ante los hechos ocurridos el pasado 20 de octubre, cuando el ex gobernador mexiquense, Arturo Montiel, declinó a competir por la candidatura del PRI a la Presidencia de la República, nos quedan serias dudas respecto a su comportamiento ético y a la credibilidad del proceso de elección interna de dicho partido político.
Todo comenzó el 10 de octubre después de haber sido revelados algunos datos comprometedores de las propiedades y cuentas millonarias del candidato Montiel y algunos miembros de su familia. Durante esos días turbulentos, Montiel se quejó de una campaña en su contra para tratar de desprestigiarlo debido a sus posibilidades reales de triunfo.
Tal vez Montiel tenía razón al denunciar la existencia de actores que pretendían debilitar su candidatura; sin embargo, el punto medular del asunto, es decir, las acciones ilícitas, ni siquiera fueron negadas.
El tema resulta por demás interesante debido a la trascendencia de las elecciones a realizarse en el 2006. Ese será el momento decisivo para constatar la solidez de la democracia en México. ¿Seremos testigos de una transición, una consolidación, una nueva alternancia sin cambios reales o, de algo peor: una recesión?
Lo ocurrido en el seno del PRI no es un hecho menor. Es la prueba máxima de una carencia total de ética en la política. Montiel no es un político, resultó ser un ladrón de cuello blanco. No es un líder, es un demagogo. Es aquel que vulgarmente se aprovecha del lugar privilegiado que ocupa dentro de la clase política y busca el interés propio, olvidándose de la responsabilidad que tiene como gobernante de procurar el bien común. En el caso de Montiel el interés público quedó opacado por el propio.
Pero entonces, ¿qué podemos concluir nosotros de este lamentable episodio de la política mexicana?
En primer lugar, está el tema de la credibilidad y la confianza perdidas. Estos son dos aspectos fundamentales en la relación entre el político y la sociedad. Es, en muchos casos, la clave del éxito del líder. Es el punto de partida para la realización de cualquier proyecto. Un político sin el apoyo popular no es nadie. A menos que se convierta en una especie de tirano moderno.
Por otro lado, cabe señalar la posición de ventaja en la que ahora se encuentra Roberto Madrazo al ver ya libre el camino para convertirse en el candidato del PRI a la Presidencia de México. Otro personaje de dudosa moralidad.
Por último, habrá que ver qué le espera a este país pletórico de políticos sin escrúpulos y de ciudadanos casi imaginarios.
- Amaya
2 comentarios:
LO OLVIDASTE!!!! NO PUEDO CREERLO, AYER FUE MI CUMPLE!!!!!
SNIF SNIF SNIF!!!!!!!!!!!
No lo olvidé, neta que no. De hecho te mandé una tarjeta por Hi5!!! Lo juro!!! De todos modos:
FELIZ CUMPLEEEEE!!!!!
Amiga, te mando un abrazote. Y créeme, no se me olvidó...
TQM
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