Debo advertirles que este post no tiene pelos en la lengua. Tal vez algunos se lleguen a sentir ofendidos, otros pensarán que soy una estúpida ignorante y prejuiciosa y otros más creerán que arderé eternamente en el averno... Pero ahí va, qué diablos!
Ya tiene algunos meses que he estado tratando de escribir una especie de ensayo teológico (o no sé cómo llamarle) con todas las ideas raras que traigo sobre Dios, la fe, los pecados, el cielo, el infierno, el purgatorio, los ángeles, las vírgenes, Jesús, los apóstoles, la Biblia, las oraciones, los milagros y todas esas cosas, pero realmente me cuesta trabajo tomar una postura definitiva y más que eso, ordenar esa maraña de ideas y emociones que circulan en mi ya dañada cabeza (ya saben: el alcohol, los alumnos, el matrimonio, el peyote, Chepinallica, todo influye)...
No me gustaría ponerme una etiqueta, pero si tuviera que hacerlo diría que soy una agnóstica que quiere creer (por el bien de su salud mental y porque todo indica que los que creen tienen más paz interior)...
Durante toda la carrera mis amigas me identificaban como "la atea" del grupo y creo que hasta me sentía orgullosa del mote y no sé porqué pero me daba una flojera horrorosa que ellas fueran a misa los domingos (sin que sus papás las obligaran!!!) y yo despreciaba sus razones. Estaba segura que iban a misa sólo a viborear a los demás y que ni siquiera escuchaban el sermón.
En esa época mi defensa era que "la religión es el opio de los pueblos" y simplemente la ciencia (historia, psicología, medicina, you name it!!) me daba respuestas que me dejaban más tranquila. Para mí la Iglesia -y la religión también- era autora y cómplice de los más grandes abusos de la humanidad, era una forma de distraer a la gente de lo esencial, un instrumento del poder, una hipocresía total, una manera barata de "expiar" los pecados llevando latitas de leche y una forma de socialización de los domingos... Puaj!! Asco!
Y tengo que confesar que me burlaba sin piedad (y todavía suelo hacerlo) de todos aquellos "católicos creyentes" que no tenían ni puta idea de lo que dice la Biblia. Un día por ejemplo me acuerdo que alguien preguntó quién había sido Abraham, y Marla (que se la pasaba anunciando lo buena católica que era y se persignaba cada vez que mi veracruzana boca soltaba un "hijo'eputa") sólo dijo algo así como: Abraham es nuestro señor. Juarrr Juarrr!!! Reí por dentro y sentí lástima. Obviamente ella no se esperaba que "la atea" de Amaya se supiera la respuesta y contestara bien esa pregunta, pues porque es atea y los ateos valen madre, y son malos, y tienen dientes afilados, y no saben nada de religión, y cuando tocan la Biblia se queman, y no tienen alma, y son del diablo y, y , y...
Como si los ateos no pudieran leer la Biblia o no tuvieran moral !!! Hey, conozco ateos que se merecen más ir al cielo que algunos creyentes católicos.
En fin, digamos que viví así un buena parte de la década de los 90s. Hasta que por ahí del año 2001 Gina me escribió una frase en un post-it que decía: "Algunas cosas existen aunque no creas en ellas"...
¿Y saben qué? Empecé a sentirme mal conmigo misma. Porque con todo ese cinismo y todas esas certezas y todas esos hechos científicos y toda esa soberbia que yo tenía, no podría jamás tener la paz y la confianza en algo superior que tenía Gina. Y me dio envidia su fe... Me di cuenta que al mismo tiempo que yo sentía lástima de la fe ciega de muchas personas, ellos sentían la misma lástima de mi incredulidad. En cierta forma llegué a sentir que Gina sabía algo que yo no, que era dueña de un secreto poderoso al que yo no tenía acceso. Me sentí tan pequeña y tan tonta.
Y entonces tuve una experiencia que me hizo reconsiderar todo aquello en lo que creía (o más bien, todo aquello en lo que no creía) y llegué a pensar que Dios estaba ahí... Dios o una fuerza superior o el destino o la magia de la vida... Aun no logro bautizarlo.
Y luego encontré a Aleks. Y me convencí más de esa presencia divina...
Hasta que se me paralizó un lado de la cara. Y todos me dicen que tenga fe, que le pida mucho a Dios...
No sé. Si existe Dios debe estar ocupado en cosas más importantes. Y si no está ocupado en cosas más importantes, ¿por qué tendría que intervenir por mí? A lo mejor no tiene ganas!! O puede que no tenga el poder. En todo caso, ¿por qué hay que "pedirle mucho a Dios"? ¿Acaso es su tarea darnos cosas? Y si así fuera, a lo mejor lo que me quiso dar fue precisamente la parálisis...
Después de todo, según la Biblia el mismo Dios le pidió a Abraham que sacrificara a su hijo Isaac...
¿Estoy delirando con todas estas preguntas?
Me siento huérfana. Abandonada por la ciencia que no me ha dado respuestas. Abandonada por la fe que no logro asir.
- Amaya