martes, agosto 31, 2004

Chechenia: Una década de hostilidades

El candidato favorito del Kremlin para la elección presidencial en Chechenia, Alu Alkhanov, ganó la contienda electoral este domingo 29 de agosto con cerca de 74% de los votos a su favor.

Alu Alkhanov tomará próximamente el lugar del presidente checheno pro-ruso, Akhmad Kadyrov, asesinado en un atentado en mayo del 2004 en uno de los momentos críticos del conflicto checheno.

La prensa rusa ha puesto en duda la organización de la elección. Según algunos analistas, esta jornada electoral estuvo repleta de irregularidades, al igual que todas las anteriores. Muchas de las urnas se encontraban desiertas y en otras había más policías que electores. También se reportaron algunos incidentes violentos a lo largo del día. Sin embargo, la destrucción de los inmuebles y la degradación de la gente son hechos habituales en Chechenia.

Desde la desintegración de la Unión soviética, Rusia ha intensificado su intervención en los numerosos conflictos de la zona caucásica y Chechenia era la única pieza verdaderamente incontrolable de ese rompecabezas. En este sentido, es fácil suponer que la zona ex soviética se perfile para las autoridades rusas como una esfera de influencia a la que no se puede renunciar.

En diciembre de 1994, el presidente ruso, Boris Yeltsin, aprobó la intervención en la república separatista de Chechenia, en el Cáucaso, con la seguridad de que la operación apenas duraría quince días. Los guerrilleros chechenos, comandados por un antiguo general soviético con experiencia en la guerra de Afganistán, Dzohjar Dudáev, hicieron que el conflicto checheno se convirtiera en una pesadilla para el jefe de Estado ruso, para los políticos, para los militares y para los civiles, las principales víctimas de la guerra.

El conflicto checheno puede verse desde múltiples perspectivas. Por un lado, ha servido de coartada a los partidarios de la revitalización del Estado ruso para seguir ganando espacio en el terreno político internacional.

Asimismo, cabe señalar que la intervención rusa en Chechenia es inseparable de los intereses petrolíferos. Los oleoductos y gasoductos que atraviesan la zona del Cáucaso Norte tienen un gran valor estratégico; más aún cuando está en juego el llamado “contrato del siglo”, es decir, la ruta que deberán seguir los millones de toneladas de crudo que se extraerán del Mar Caspio en los próximos años. Las vías para la circulación del crudo se reducen a dos: a través de Rusia o de Turquía. No es difícil imaginar que Rusia necesite control y estabilidad en esta zona para convencer a los inversores extranjeros de que la suya es la mejor opción.

Moscú cuenta con la capacidad de visualizar una estrategia que no incluya otra década de muerte y terror para Chechenia. Lo ideal sería identificar a líderes chechenos con la autoridad y la voluntad suficientes para poder negociar un cese al fuego e invitar a organizaciones internacionales a reforzar la seguridad de la región.

El nuevo presidente checheno representa una nueva esperanza para preparar el terreno de la pacificación, aunque, por otro lado, es imprescindible recuperar la credibilidad del pueblo checheno y dejar atrás los engaños, la demagogia y las trampas electorales

viernes, agosto 20, 2004

Memorias de la Guerra Fría

Los últimos días han sido difíciles para Alemania. Por un lado, la decisión tomada por Washington de reducir sus efectivos militares en Europa. Por el otro, las medidas económicas lanzadas por el Canciller Gerhard Schroeder. Ambas medidas parecen evocar momentos de la Guerra Fría entre la población aria.

El 16 de agosto pasado, en el marco de una gran reestructuración de las fuerzas armadas, se confirmó la retirada de la mayoría de las tropas estadounidenses desplegadas en Alemania.

El ejército estadounidense llegó a Alemania por primera vez con el objetivo de acabar con el régimen de Adolfo Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. Posteriormente, se quedaron instalados en este país durante los años de la Guerra Fría para contrarrestar la influencia soviética en los países europeos.

La decisión está tomada: más de 70,000 soldados estadounidenses serán retirados en un plazo de 10 años. Esta medida, tomada por el presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, provoca cierta inquietud entre los alemanes, particularmente en las regiones del sur y suroeste de Alemania, donde se concentraba la mayor parte del ejército yanqui. Por tal motivo, Edmund Stoiber, Primer Ministro del Estado de Baviera (la región que posiblemente se verá más afectada por la retirada), pidió ayuda al gobierno federal ya que teme grandes pérdidas económicas.

Alemania ya había vivido retiradas de tropas a principios de la década de los 90, después de ser derribado el Muro de Berlín y de poner punto final a la etapa de la Guerra Fría. En estos años, el ejército estadounidense redujo el número de tropas en Europa de 210 mil a menos de 150 mil. Sin embargo, un fuerte impulso en la economía alemana pudo equilibrar las pérdidas que se dieron en esos momentos, algo que está lejos de suceder ahora.

Pero los temores no son sólo en el aspecto económico. Algunas especialistas en cuestiones de defensa y seguridad nacional opinan que esta reestructuración podría amenazar la existencia misma de la OTAN. Lo que sí es seguro, es que esta nueva medida de Washington muestra claramente el movimiento ineludible de la historia mundial y pone en evidencia la existencia de un gran anacronismo en muchas partes del mundo, ahí donde la Guerra Fría todavía no se acaba.

Aunado a esto, más de 90,000 alemanes han salido a las calles de Berlín, de Leipzig y de Magdeburg, entre otras ciudades del Este de Alemania, a protestar contra una serie de reformas económicas que reducirán el generoso sistema de seguridad contra el desempleo del que gozan miles de personas en este país. Un seguro sumamente costoso e improductivo, ya que aquellos que se encuentran sin empleo tienen muy pocas razones para regresar a trabajar.

Los alemanes que pierden sus trabajos reciben un seguro de desempleo del 60% de sus ganancias anteriores (67% si tienen hijos) por un periodo de 32 meses. Después de esto, los pagos disminuyen al 53% y 57%, pero sin límite de tiempo. Para cambiar esto, la ahora famosa ley “Hartz IV” reducirá el periodo de aplicación del seguro de desempleo a 12 meses y eliminará automáticamente la segunda fase de la ayuda. Lo que se pretende es estimular a las personas a que busquen empleo seriamente. Sin embargo, el golpe promete ser fuerte en el Este de Alemania, donde la tasa de desempleo es del 18.5%, contra 8.5% en el Oeste.

Las manifestaciones se han comparado con las que se llevaron a cabo hace 15 años cuando se protestaba por las divisiones provocadas por la Guerra Fría, pero el Canciller alemán, Gerhard Schroeder afirma que no hay punto de comparación y que las medidas tienen el objetivo de estimular la economía alemana.

martes, agosto 17, 2004

Cuando sepas hallar una sonrisa

Cuando sepas hallar una sonrisa
en la gota sutil que se rezuma
de las porosas piedras, en la bruma,
en el sol, en el ave y en la brisa;

Cuando nada a tus ojos quede inerte,
ni informe, ni incoloro, ni lejano,
y penentres la vida y el arcano
del silencio, las sombras, y la muerte;

Cuando tiendas la vista a los diversos
rumbos del cosmos, y tu esfuerzo propio
sea como un potente microscopio
que va hallando invisibles universos;

Entonces en las flamas de la hoguera
de un amor infinito y sobrehumano,
como el santo de Asis, dirás hermano
al árbol, al celaje y a la fiera.

Sentirás en la inmensa muchedumbre
de seres y de cosas tu Ser mismo;
serás todo pavor con el abismo
y serás todo orgullo con la cumbre.

Sacudirá tu amor el polvo infecto
que macula el blancor de la azucena,
bendecirás las márgenes de arena
y adorarás el vuelo del insecto;
y besarás el garfio del espino
y el sedoso ropaje de las dalias...
y quitarás piadoso tus sandalias
por no herir las piedras del camino.

Enrique González Martínez