Ve Cárdenas un candidato “con chispa”...
El presente ensayo tiene como objetivo hacer un análisis acerca de las cuestiones filosóficas implícitas en la noticia publicada por el periódico Reforma el día lunes 24 de octubre del presente, titulada Ve Cárdenas un candidato “con chispa”. Esta noticia se refiere al hecho de que Alberto Cárdenas, ofreció, ese mismo día, todo su respaldo a Felipe Calderón como candidato del PAN a la Presidencia de la República.
Pero, ¿qué hay detrás de este titular? ¿Qué es lo que encierra esta frase aparentemente tan inocente y tan alegre?
En primer lugar, llama la atención el hecho de que el personaje en cuestión, Alberto Cárdenas, declare que ahora está apoyando de lleno a su antiguo adversario, Felipe Calderón. ¿No había diferencias entre ellos? Si Calderón es tan buen candidato, entonces ¿por qué no lo apoyó Alberto Cárdenas desde el principio?
En la arena política de nuestro país, ahora es común que los políticos cambien de un bando a otro sin ningún problema. Ejemplos, los hay: Camacho Solís, Muñoz Ledo, Jorge Castañeda.
¿Cuáles son las razones que motivan estos cambios? Puede ser que haya cuestiones éticas de por medio, o que ya no haya una coherencia entre el discurso y las acciones de la mayoría de los miembros del partido y esto acabe por provocar reacciones hostiles, o tal vez el partido fue tomado por un grupo con el que no comulgan los demás. O la más común de todas: el partido ya no da cabida a las aspiraciones de poder del político.
Al fin y al cabo la política lleva implícita una lucha por el poder… Pero por el poder el ser humano es capaz de cometer las acciones más viles. Ah! El poder… Ese elixir tan selecto. ¿Qué sería de los políticos si no existiera su gran motivación? ¿Qué sería de nuestro país? ¿Es absolutamente necesario que exista el poder?
El tema de la lucha por el poder es fascinante. Sin embargo, hay otra cuestión que quiero subrayar respecto a la noticia en cuestión. Creo que es de llamar la atención el hecho de que Cárdenas vea en Calderón solamente a un candidato “con chispa”. ¿“La chispa” lo es todo para ganar una elección? Parecería que en nuestros tiempos así es. Se deja de lado la experiencia del candidato, su cultura, su capacidad de negociación, sus propuestas, su ideología, su liderazgo y hasta su ética. Lo único que importa es la imagen. El spot de 30 segundos. La originalidad de la campaña mediática. Y hasta los chistes que pueda hacer. La sonrisa. La “chispa”… Así venció John F. Kennedy a Nixon.
En cierta forma lo enunciado por Alberto Cárdenas refleja la tendencia de las campañas electorales a enfocarse cada vez más en lo estrictamente mediático. Para ello es importante el carisma. Este rasgo carismático, tan deliciosamente definido alguna vez por Max Weber, no se compra, ni se hereda, ni se traspasa. Se nace con ello. Es casi como un “regalo divino”. Sin embargo, muchos creen que la televisión hará maravillas. Pero como dice Ikram Antaki: “en estas épocas de autoridades carismáticas, duerme la razón y se exalta la pasión”. Tal vez esto fue lo que pasó con Fox…
Hoy, las propuestas políticas se han empobrecido. Avanzan las imágenes, pero reculan las ofertas inteligentes de acciones gubernamentales. El monstruo mediático acapara todos los espacios. Ahora es mejor tener “chispa” que conocer los problemas por los que atraviesa nuestro país. Hoy sólo se busca la repercusión inmediata, los efectos instantáneos. Frases cortas. Todo es efímero y desechable, como la publicidad de los candidatos que vemos por las calles. ¿En qué foros se discuten los verdaderos proyectos? O peor aún, ¿qué candidato trae un verdadero proyecto de nación?
Vivimos en una parodia de lo que debería ser realmente la política. ¿Por qué apoya Alberto Cárdenas a Felipe Calderón? ¿Es acaso por la supuesta “chispa” que ostenta Calderón? Que justificación tan pobre. ¿O el apoyo está condicionado al otorgamiento de un futuro puesto dentro del Gobierno? Que ética tan cuestionable.
La influencia de los medios en la política es enorme. Y viceversa. El peligro reside en caer en frivolidades. En este sentido, resulta muy pertinente mencionar la teoría de Régis Debray sobre las diferencias entre comunicar y transmitir. Como dice Debray, “transmitir” enrique los procesos políticos. Las acciones de nuestros políticos no corresponden a esta definición.
Siguiendo esta misma lógica de pensamiento, el candidato se convierte entonces en un producto de consumo; el candidato se “cosifica”, diría Adorno. Y se desvirtúa. Y pierde su esencia. Y se transforma en un muñeco de cartón. Ah, pero eso sí, en un muñeco con “chispa”.
Todo esto me lleva a pensar que hay un gran vacío en la política. Un vacío muy similar al concepto manejado por Fromm. Detrás de todas las apariencias, sólo queda la nada. En este caso pareciera que el bien común queda debajo de toda esa maraña de intereses, actores, compromisos y luchas de poder dentro de la clase política. Ya lo decía Walter Lippman, “se puede presumir que el interés público es aquél que los hombres escogerían si vieran claramente, pensaran racionalmente y actuaran desinteresadamente”. Esto sencillamente no se puede esperar de nuestros políticos.
Para concluir me gustaría poner algunas preguntas que nos pueden hacer reflexionar un poco más sobre la noticia aquí presentada. ¿La búsqueda del poder justifica las acciones llevadas a cabo por los políticos? ¿Qué podemos esperar de alguien que se olvida de sus valores e ideales por mantener un lugar en la arena política? Y, por otro lado, ¿qué podemos esperar de un político “con chispa”? ¿Es capaz dicho político de contribuir al desarrollo integral de nuestro país sólo con esta característica? ¿Es válido concentrarnos en ciertos rasgos de los personajes políticos? ¿Es la personalidad determinante en el quehacer político?
Que conste que no estoy en contra de los políticos “con chispa”, pero creo que es importante no dejar de lado los temas de fondo, tomando en cuenta los problemas que afectan a nuestro país y los posibles cursos de acción para solucionarlos.
- Amaya