Es de todos sabido que la Ciudad de México y el área metropolitana sufre altos índices de delincuencia. Es típico que cuando aparece este tema en alguna reunión a nadie se le puede escapar un "yo tengo un tío (primo, cuñado, amigo, pariente) que fue asaltado (agredido, secuestrado, defraudado, golpeado)..."
La situación no está para tomarse a la ligera. Sin embargo, - sé que seré víctima de algunos tomatazos pero aún así lo diré- también creo que los medios de comunicación han contribuido en gran medida para generar una percepción desproporcionada de la situación que prevalece en el Distrito Federal, particularmente en provincia, donde la imagen de la Cd. de México como un monstruo pletórico de tráfico, estrés, violencia y contaminación es la más difundida.
Yo comulgo con la idea de que gran parte de la delincuencia tiene que ver con la desigualdad y la pobreza que sufren más de 40 millones de mexicanos (aunque los spots del Gobierno Federal afirmen que se ha reducido en 30%). Son mexicanos que tienen miles de carencias, son muchachos que no van a la escuela, son desempleados que caen en la desesperación, son niños sin hogar que no tienen quien los guíe... son miles de historias que parten de los mismos orígenes: la miseria generalizada, la falta de oportunidades, la injusticia.
Por otro lado, al leer la columna de Sergio Sarmiento del día de hoy, me hizo ver que algunas veces la delincuencia no está relacionada con la pobreza. Dice Sarmiento que "quienes participan en las bandas de secuestradores no lo hacen por hambre. Tienen recursos para pagar armas de alto poder y casas de seguridad". Creo que tiene razón: "El crimen organizado no surge de la pobreza sino de la ambición".
Aún así, estoy convencida que para reducir los porcentajes de delincuencia hay que comenzar con una batalla frontal contra la pobreza y la desigualdad. El hecho de contar con más policías es una alternativa que puede resultar poco eficaz considerando los altos índices de corrupción y de impunidad que existen en México. Pero si la población observa un mejoramiento en sus niveles de vida, se podrían generar las sinergias adecuadas para crear un círculo virtuoso que impacte positivamente en las tasas de criminalidad.
Y usted.... ¿qué opina?
- Amaya
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