Hace un par de días me enteré que con un recorte del 30% al presupuesto del sector cultura previsto para el 2007 empieza nuestro flamante gobierno federal. Y el día de hoy leo en La Jornada que también habrá un recorte de 4 mil 500 millones de pesos a la educación. Uff!
Ni qué decir del nombramiento del Secretario de Gobernación, de quien se dice todo menos el hecho de tener la capacidad de negociación que se requiere en estos momentos. Pero habrá que darle el beneficio de la duda...
Por otro lado, el nombramiento de la Secretaria de Relaciones Exteriores me animó por el hecho de ser una diplomática de carrera y claro, por ser mujer. Sin embargo, creo que este papel será sólo una fachada y quien llevará el liderazgo real de esa Secretaría será el futuro Embajador de México en Estados Unidos, quien encabezaba la lista de candidatos para la Cancillería antes de los nombramientos. Pero hay que cumplir con las cuotas de género. ¿Bueno o malo? No lo sé. Lo que sé es que es un hecho que este nombramiento no surge de manera natural sino por la presión de contar con un determinado número de mujeres dentro del Gabinete y lo peor sería que su lugar en la Secretaría haya sido planeado sólo para despistar al enemigo.
Al titular de la Secretaría del Trabajo no le quedó de otra que aceptar esa cartera, después de aparecer casi vetado por las grandes televisoras para la Secretaría de Comunicaciones, mostrando quiénes ostentan el poder real en este país.
No me voy sin reconocer que el regreso al águila completa me agradó, aunque sólo haya sido una medida simbólica, al igual que la reducción de salarios de algunos servidores públicos de alto nivel. Un par de medidas populares provenientes de un mandatario que lo que busca es legitimarse en primera instancia. Ya veremos...
- Amaya
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