miércoles, junio 13, 2007

Un verde relato

El sábado pasado fuimos a Xochitla, lugar donde la naturaleza llena de paz a todo aquel que la descubre. Se trataba de un evento de Unilever para celebrar el Día Mundial del Medio Ambiente y el chiste era sembrar unos arbolitos y darle mantenimiento a otros, además de mil actividades chidas como hacer papel reciclado.
Poncho, Aleks y yo nos dimos a la tarea de sembrar un pequeño cedro blanco. ¡Ya trascendimos! (ver blog). Pum pum pum. En dos minutos ya estaba listo ese pequeño motor de oxígeno... El que sigue por favor... "¡Que avance el Equipo Verde!" (sí, éramos parte del Equipo Verde y el que más gritaba era Aleks, yo hacía lo mío con mi súper famoso movimiento de brazos que tiene el efecto óptico de gran desmadre, comprobado científicamente y gracias al cual ya nos ganamos una botella en un antro). El equipo verde se diseminó por todo Xochitla, pero Poncho, Aleks y yo, continúabamos firmes en nuestro propósito. Así que, sin sospechar, con una ingenuidad total, seguimos al jardinero que nos mostraba el camino para darle mantenimiento a unos arbolitos...
La cosa era quitarle al árbol el pastito que crecía a su alrededor y remover la tierra. Sencillo, ¿no? JA!!! Nada de eso, el señor jardinero se quedó unos 15 minutos observando cómo la pala no podía contra el pastito, casi podía escuchar sus carcajadas mentales. Está bien, lo acepto, no nacimos para esto de la jardinería... Resultados: un árbol plantado en 2 minutos, dos árboles restaurados en 1 hora...
Después de ir y venir por Xochitla esperando que cayera un meteorito en la cola para podernos subir al trenecito o para conseguir una bicla, decidimos mejor acercarnos a las canastas para el lunch. Muahahaha, fuimos los primeros en recibir nuestros alimentos y nos fuimos a tirar al pasto bajo el sol... Lo mejor fue el agandalle que le hicieron a Poncho. Llevaba su canastota llena con 6 tortas, 2 manzanas, 3 bolsas de papitas, 5 barras de amaranto y 4 jugos; y en eso se le ocurre ofrecerle comida a unas chavas que estaban sin comer. Ellas le tomaron la palabra, tomaron la canasta y la regresaron... vacía!!!
Ni modo, no nos ganamos la bicicleta en la rifa. Teníamos el número 179, salió el 177, el 178 y el 181 (que era de Poncho, pero lo eliminaron por ser el primero, jaja!)... Ah, pero nos dieron un pinito bien bonito...
- Amaya

1 comentario:

Elizabeth Plascencia dijo...

Prima: Me parece que el evento fue muy divertido, lo cuentas de una manera tan padre, que parece que también yo hubiera estado ahi.
Saludos.