Caray, no saben, me estoy muriendo de la risa con la noticia que acabo de leer. Resulta que con tantos tropiezos lingüísticos, al presidente George W. Bush (recuerden que la W significa Walker) de plano le tienen que deletrear los nombres de los mandatarios de todo el mundo para que no se vaya a equivocar como aquella vez que confundió a la APEC con la OPEP (OPEC en inglés) o como cuando se le ocurrió envejecer a la reina de Inglaterra: "usted ayudó a nuestro país celebrar el bicentenario en 1700... (mmmh)... 1976" (Courrier International).
Pobre George W. Bush... se la va onda, pues! Ojalá que funcione bien el pequeño truco, aunque lo dudo mucho. Esta misma táctica debería utilizarla la ex pareja presidencial. Y me refiero específicamente a nuestro ex presidente Vicente Fox y a su señora Marta Sahagún, cuyo deporte favorito era cambiar los nombres de las personalidades más reconocidas del mundo de la cultura y la política. ¿Ejemplos? Hay muchos, pero tal vez el más manoseado es del ahora ultra mencionado (aunque inexistente) José Luis Borgues.
Lapsus brutus cualquiera los comete, pero estos angelitos son especialistas en el tema. Sólo basta buscar cualquiera de sus discursos para encontrar estas joyas de la bestialidad humana (¿existirá tal cosa?).
- Amaya
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