La Casa Azul

El fin de semana pasado me lancé a la capirucha para ver a mi señor y la verdad es que fue bastante productivo. Primero que nada, aprovechamos la promoción de Mics-op de 2x1 en series de TV. Uyyyyy, ahí nos ven haciendo un rápido pero efectivo escaneo de las existencias. Al final salimos con la primera temporada de Will & Grace, primera temporada de Los Soprano, y primera y segunda temporada de Two and a Half Men. Misión cumplida.

De ahí, fuimos al cine a ver "Sentenciado a morir" (aquí el trailer), una película buenísisisima con Kevin Bacon. Ay mamatita, sólo de acordarme me da cossssaa. En fin... Ese día según íbamos a ir al teatro, pero después del cine mejor nos dedicamos a aplastarnos en el sillón y reventarnos un maratón de Dr. House, con todo y que se nos fue la luz como 5 veces.

Contrariedades de la vida.

Ya para el domingo en la mañana habíamos visto tanta tele que nos ardían los ojos así que nos lanzamos a Coyoacán a La Casa Azul. "¿Y qué chingaos es La Casa Azul?", se preguntarán algunos de ustedes, y yo les contestaré lo siguiente:

"Lo que hace especial a La Casa Azul es que aquí nació, vivió y murió Frida Kahlo. Entre estos muros, la artista construyó su mundo, y que en este lugar se respira el espíritu creador que anima su obra. Aquí no sólo se exponen los cuadros de una de las pintoras latinoamericanas más reconocidas, sino que también se descubre la parte cotidiana y casi anónima de una mujer, de una familia, de un matrimonio y de los amigos que rodearon a la pareja Kahlo-Rivera. La Casa Azul es ante todo eso: una casa, un espacio donde los objetos hablan e invitan a un recorrido íntimo..."

Bueno, obviamente estas no son mis palabras; el texto lo saqué del portal de La Casa Azul, por si les interesa, no está de más darse una vuelta... Yo quedé maravillada con el lugar. No saben la cantidad de libros, cartas, artesanías y pinturas que había. Es una casa llena de historias. El jardín es un remanso de paz que invita a meditar y escribir. Todos los cuartos llaman a la creación... Está increíble...

Cuando salimos de la casa de Frida y Diego, nos moríamos de hambre así que caminamos unas cuantas cuadras, pasando por el mercado y la iglesia, para llegar a nuestro lugar de atraco favorito y entrarle con ganas al pozole y a unas quesadillas de huitlacoche con requesón.

A las 7:00 pm tembló...

Y pues ya, me regresé a Coatza...

- Amaya