miércoles, febrero 17, 2010

Chambas de antología: Harmon Hall


La primera chamba que tuve fue a los 16 años cuando entré a dar clases de inglés al Harmon Hall...

Dos palabras: ¡Me encantaba!

Los maestros eran unos buenazos, había muchísimo material para trabajar, las instalaciones eran cómodas y agradables, los grupos eran pequeños, los alumnos mostraban interés en aprender y, además, jamás se me va a olvidar la primera vez que una alumna de 6 años me dio una linda tarjeta de colores hecha por ella que decía "Te quiero mucho Teacher".

Ahhhh, todo era maravilloso...

Hasta aquel fatídico día...

Sí, aquel día en el que me dieron el U-NI-FOR-ME.

(entra música de la Dimensión Desconocida... tiruriruriruriruriru)

¿Cómo les explico? La blusa era una ofensa mayúscula al mundo de la moda y los textiles. Al parecer, en esa época, Harmon Hall estaba peleado a muerte con las fibras naturales y se empeñó en que la blusa fuera 100% poliéster. ¡Ni un gramo de algodón! Ya se imaginarán. Caminar 10 minutos bajo el sol de Coatzacoalcos era todo un suplicio con esa tela horrorosa.

Y eso no era lo peor, no se quisieron complicar la vida y decidieron que la forma cuadrada era la que mejor se amoldaría al cuerpo femenino. ¡Sí! Una forma cuadrada con estampado de lunares negros sobre un fondo blanco. Miles de lunares pequeños que cumplían cabalmente con su objetivo: HIPNOTIZAR a los alumnos o a todo aquél que se atreviera a mirarlos.

Para rematar con la colección de brutalidades, resulta que los diseñadores de la blusa no se habían dado cuenta que ya estábamos en 1996 y pensaron que la mejor forma de rendirle homenaje a los años 80s era añadiéndole un par de acojinadas hombreras como toque final a ese Frankenstein textil.

Usar el uniforme era un sufrimiento horrible que sólo se veía mitigado los días de quincena. Las cosas no mejoraron cuando Karla y Diana me vieron vestida así y decidieron bautizarme como "LA ÑORA", un apodo que me perseguiría durante mucho tiempo.

No hay más que decir. Cuando me fui a estudiar la carrera a Monterrey tuve que dejar mi trabajo en Harmon Hall y me costó mucho trabajo porque sencillamente me fascinaba.

¡Lástima de uniforme!

- Amaya

2 comentarios:

MeDoRiO X dijo...

demonios por que no hay fotos de eso, no imagino el uniforme :S

Anónimo dijo...

ya ni me acordaba de esa blusita famosa.... lo bueno es que nos ayudaba a mantenernos delgadas con todo lo que sudabas en ella, jejejeje...a ver si te encuentro una foto... pero coincido contigo, que bonitos tiempos aquellos, lo extraño mucho...leny