viernes, marzo 05, 2010

Verde será


México tiene un sinfín de tareas pendientes en los años por venir. Una de ellas es la reforestación y la promoción de técnicas de cultivo sustentables. El año pasado, Greenpeace anunció que en nuestro país se pierden aproximadamente 500 mil hectáreas de bosques y selvas al año, una cifra superior a la oficial, que es de 260 mil hectáreas al año, según la Semarnat.

Al parecer, la política forestal en México no está dando los resultados necesarios y, lamentablemente, esta situación nos ha colocado entre los cinco primero lugares de la lista de los países con mayor deforestación del mundo. Y ni hablar de la emisión de gases de efecto invernadero.

A pesar de los resultados mediocres del gobierno federal en sus intentos por contrarrestar la deforestación y de la triste situación de lugares emblemáticos como la Meseta Purépecha (Michoacán), Los Tuxtlas (Veracruz), Bosque de Agua (Morelos, Distrito Federal y Estado de México) y la Selva Lacandona (Chiapas); todavía podemos encontrar en nuestro país esfuerzos loables con resultados exitosos.

Ese es el caso del trabajo realizado por Jesús León Santos, campesino indígena oaxaqueño de 42 años que obtuvo en 2008 el Premio Ambiental Goldman, considerado el Premio Nobel de Ecología.

Este líder ecologista empezó a trabajar sin descanso desde que tenía 18 años. A esa edad se dio cuenta que su amada tierra mixteca era sólo eso: tierra. El paisaje era totalmente desolador. Prácticamente no había vida. Incluso la gente que ahí vivía comenzó a emigrar, alejándose de ese entorno polvoriento y carente de oportunidades.

La erosión había provocado la pérdida de cinco metros de altura de suelo desde el siglo XVI en una extensión de más de 50 mil hectáreas. La desertificación sólo se incrementó con el paso de los años, la tala intensiva de árboles, la ganadería y técnicas de cultivo inadecuadas.

Sin embargo, Jesús León Santos no se quedó con los brazos cruzados. Soñó con devolverle el color a esos campos. Contagió ese espíritu a otras personas y, utilizando técnicas agrícolas precolombinas, convirtieron el polvo en árboles. Transformaron las sequías en tierras fértiles, coloridas y frutales. Esto sucedió en 25 años de trabajo comunitario totalmente voluntario, durante el cual logró hacer participar a más de 400 familias y crear el Centro de Desarrollo Integral Campesino de la Mixteca (CEDICAM).

Después de 25 años de esfuerzos, la naturaleza abrió paso a una zona totalmente restaurada y reverdecida. Irreconocible. Dicen que es un milagro...

Un milagro que se produjo a partir de la creación de un intensivo plan de reforestación que incluía la construcción de zanjas con el objetivo de retener el agua de lluvia, la creación de viveros, la plantación de 4 millones de árboles de especies nativas (acostumbradas a la escasez de agua) y el desarrollo de un sistema de agricultura sustentable y orgánica que no permita el uso de pesticidas, entre otras estrategias.

El día de hoy, la “Tierra del Sol” se ha convertido en una región verde, donde se ha podido lograr la autonomía alimentaria y donde, gracias al rescate de actividades artesanales, la gente ha encontrado una razón para quedarse en su tierra y luchar por ella.

- Amaya

4 comentarios:

Anónimo dijo...

bravo, muy buen post, nos hace conocer la gravedad del problema, ahora nos toca poner cada quien no un grano de arena, sino una semilla o un árbol para que nuestro país y nuestro planeta puedan reverdecer.

Anónimo dijo...

Tenemos que luchar contra 2 corrientes: 1)las autoridades gubernamentales en temas de medio ambiente han mentido en sus indicadores al respecto desde siempre, porque la realidad es aplastante, ya casi no hay vegetación!! como la había hace años, obliguémosles a decir la verdad y 2)concientizar más y más a las viejas y nuevas generaciones para contrubuir en el resguardo de lo que aún queda y en la implementación de políticas públicas adecuadas de reforestación y cuidado del medio ambiente.

Abrazo!

Unknown dijo...

No cabe duda, querer es poder.

Amaya Marichal dijo...

Luigi tienes toda la razón. Y la neta, lo que más me gusta de esa nota es que es totalmente inspiradora, ¿a poco no?