“Dupla de payasos”. Así calificó en días pasados a Vicente Fox y a Elba Esther Gordillo el no menos chocarrero Niño Verde, muy poco conocido por los mexicanos como Jorge Emilio González, líder del Partido Verde Ecologista de México (PVEM).
La frase no puede ser más divertida si tomamos en cuenta el número de chistes que circulan por ahí aludiendo a uno de los tantos videoescándalos acaecidos, cuyo protagonista fue precisamente el líder del PVEM. El ingenio mexicano ni siquiera perdonó el ahora famoso apodo de “El niño verde” (también he oído que le dicen “El niño muerde”).
El inmaculado Jorge Emilio González etiquetó de corrupta a la líder del SNTE y afirmó que no tenía la calidad moral para criticar a nadie…
No se ría, es en serio.
Que quede claro que mi propósito no es defender a nuestro señor Presidente ni a la intachable Elba Esther, simplemente pretendo exponer la facilidad con la que los actores políticos lanzan frases francamente jocosas y analizar con el mismo tono risueño algunos datos interesantes relacionados a los principios del PVEM, razón por la cual me di a la tarea de visitar el portal electrónico de este partido.
Tremenda sorpresa la que me llevé. Quizá usted no lo sepa, pero déjeme decirle que los principios fundamentales del Partido Verde son el amor, la justicia y la libertad. Sí, leyó usted bien: Amor. Justicia. Libertad.
Lo de justicia y libertad no me resulta nada extraordinario. Creo que todos los partidos políticos utilizan principios similares para adornar sus discursos y programas políticos. Pero, ¿qué tal lo del amor? ¿No le parece de lo más romántico? En estos tiempos de política tan salvaje, de traiciones, de corruptelas, de engaños y de intentos de desafuero, ¿no es acaso admirable que un partido político se preocupe por este sentimiento tan sublime?
Obviamente tenemos que entender que las declaraciones hechas por el Niño Verde en contra de Fox y Gordillo son el resultado del amor que profesa el líder del PVEM hacia Roberto Madrazo, a quien describió como una persona “que tiene una visión muy clara de lo que se debe de hacer en la Presidencia de México”.
Otra verdadera prueba de amor fue la realizada por Bernardo de la Garza, quien abandonó su candidatura a la presidencia para unirse al proyecto siciliano del candidato del PRI, decepcionando así a miles de mexicanos que estaban dispuestos a votar por él. Bernardo está conciente de la importancia que reviste la aprobación de reformas a nivel legislativo y está dispuesto a sacrificarse por ello. Los diputados, los senadores y el dinero que ganará el PVEM a cambio de la alianza son sólo factores secundarios. Ese sí es amor del bueno.
Amor a México también es el que mostró la militancia del PVEM al darle la espalda al PAN para las próximas elecciones de 2006 por el hecho de haber traicionado el proyecto que juntos construyeron en el 2000 con el objetivo de tener un México mejor, más bonito y más amoroso.
Pero la muestra suprema de amor es aquélla emprendida por el diputado Jorge Kawagi, quien decidió participar en Big Brother VIP para mostrarnos a todos los mexicanos sus más íntimos pensamientos y sus más nobles intenciones, además de darnos la satisfacción de ser testigos de su admirable condición de boxeador. Y todo eso, sólo por amor a nuestro país.
Pero este asunto del amor no es el único que llamó mi atención de los postulados enarbolados por el PVEM. Algo que me parece sumamente significativo es que el PVEM tiene “la obligación de no aceptar pacto o acuerdo que lo sujete o subordine a cualquier organización internacional, o lo haga depender de entidades o partidos políticos extranjeros o nacionales”.
Así pues, querido lector, estamos ante un partido que predica el amor, que es coherente, que no se somete, que no tiene mañas, que no funciona como un negocio familiar, que no se vende, que no traiciona a sus antiguos aliados. Es el partido perfecto. Es el Partido Verde Ecologista de México.
- Amaya
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