La vida está llena de incoherencias. Y para muestra un botón: hace unos días me topé con la oferta de un vuelo redondo Monterrey-Toluca (impuestos incluidos) en 500 pesos. Lo triste del asunto es que el taxi de ida y vuelta sale en 400 pesos, que Mexicana sigue vendiendo boletos que rondan los 5,000 pesos y que no existe en Monterrey un servicio de transporte urbano exclusivo para llegar de manera cómoda y segura al aeropuerto.
Según una estadística que leí hace unos meses, resulta que más del 60% de los autobuses en Monterrey se dirige al centro de la ciudad a pesar de que sólo un 30% de los usuarios tiene ese destino final. Ilógico, ¿no le parece? Y esto sin tomar en cuenta que no hay ni un solo mapa de rutas del transporte público en el portal electrónico del Gobierno de Monterrey, siendo ésta la tercera ciudad más importante en México.
Claro que para muestras de incongruencia tenemos las declaraciones de nuestro saleroso presidente, quien ahora anda por la vida diciendo que “vomita la demagogia”. ¿Acaso ya se le olvidó cómo se las gastaba cuando aún era candidato a la presidencia de México? ¡Qué poca memoria! Me sorprende la vehemencia con la que afirma que no han aumentado los tiempos al aire de los spots del Gobierno Federal mientras que los número oficiales nos muestran que durante el 2005 se transmitieron más de 16 mil horas de spots en radio y televisión.
Los oligopolios tampoco se quedan atrás cuando de aberraciones se trata. Dígame usted si no es irracional que Tv Azteca se atreva a lanzar al aire la señal de Canal 40 cuando todavía hay un litigio en pleno proceso y que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes brille por su parcialidad.
Por otro lado, está Televisa, que no quita el dedo del renglón para imponer su versión de la Ley de Radio y Televisión, cuando lo ideal sería acabar con las grandes concentraciones de poder que ostentan los monstruos de las comunicaciones en este país.
En este sentido, me parece totalmente inadmisible que Telmex siga abusando de su posición con sus cobros estratosféricos cuando hoy en día existen servicios como el de Skype, con el que podemos hacer llamadas nacionales e internacionales sin costo alguno.
Pero así es el mundo de lo absurdo. Es un lugar donde las niñas ricas como Paris Hilton pueden pedir el piso entero de un ostentoso hotel y autos de lujo, mientras que mineros de Coahuila mueren a causa de un trabajo que no les brinda ni siquiera el salario mínimo.
Según una estadística que leí hace unos meses, resulta que más del 60% de los autobuses en Monterrey se dirige al centro de la ciudad a pesar de que sólo un 30% de los usuarios tiene ese destino final. Ilógico, ¿no le parece? Y esto sin tomar en cuenta que no hay ni un solo mapa de rutas del transporte público en el portal electrónico del Gobierno de Monterrey, siendo ésta la tercera ciudad más importante en México.
Claro que para muestras de incongruencia tenemos las declaraciones de nuestro saleroso presidente, quien ahora anda por la vida diciendo que “vomita la demagogia”. ¿Acaso ya se le olvidó cómo se las gastaba cuando aún era candidato a la presidencia de México? ¡Qué poca memoria! Me sorprende la vehemencia con la que afirma que no han aumentado los tiempos al aire de los spots del Gobierno Federal mientras que los número oficiales nos muestran que durante el 2005 se transmitieron más de 16 mil horas de spots en radio y televisión.
Los oligopolios tampoco se quedan atrás cuando de aberraciones se trata. Dígame usted si no es irracional que Tv Azteca se atreva a lanzar al aire la señal de Canal 40 cuando todavía hay un litigio en pleno proceso y que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes brille por su parcialidad.
Por otro lado, está Televisa, que no quita el dedo del renglón para imponer su versión de la Ley de Radio y Televisión, cuando lo ideal sería acabar con las grandes concentraciones de poder que ostentan los monstruos de las comunicaciones en este país.
En este sentido, me parece totalmente inadmisible que Telmex siga abusando de su posición con sus cobros estratosféricos cuando hoy en día existen servicios como el de Skype, con el que podemos hacer llamadas nacionales e internacionales sin costo alguno.
Pero así es el mundo de lo absurdo. Es un lugar donde las niñas ricas como Paris Hilton pueden pedir el piso entero de un ostentoso hotel y autos de lujo, mientras que mineros de Coahuila mueren a causa de un trabajo que no les brinda ni siquiera el salario mínimo.
- Amaya