jueves, agosto 17, 2006

Escribiendo historias

Escribir es contar una historia en primera persona y guardarla en papel para que el olvido no la destruya. Es jugar con las palabras y nutrirlas con nuestros sueños, con nuestros desencantos y con todas esas ideas locas que nos visitan de vez en vez. Escribir es madurar. Es recorrer el camino y leer esos pasajes llenos de desaciertos y darnos cuenta que de algo nos han servido. Es comprobar la frecuencia con la que repetimos los patrones. Al leer nuestro diario saltan a la vista los mismos errores. ¿Podemos cambiar? Sí. Con la voluntad, el tiempo y la ayuda de las coincidencias podemos despojarnos de esas ropas de inmadurez con las que nos sentimos tan cómodos. Tan cómodos, pero tan niños…

Escribir es dejar una herencia. Es evitar que nuestra voz se apague. Es dejar un testimonio de lo que hicimos con nuestra vida. Es darle un pasado a nuestro futuro. Es como plantar un árbol y verlo crecer. Los cambios son imperceptibles con el día a día, pero al pasar los años, si observamos mejor, podemos maravillarnos con esos pasos gigantes y esos riesgos tomados apostándolo todo al éxito. Y todo por seguir viviendo. Por seguir construyendo lazos…

Escribir es hacer un diagnóstico de nuestras jornadas. Es reconciliarnos con el mundo y con nosotros mismos. Es analizar el porqué de nuestras acciones, a veces tan absurdas, a veces tan explosivas. Es conducir por la vida mirando de vez en cuando por el retrovisor y apreciar el camino recorrido. Qué fácil es reírse de uno mismo con todas esas ocurrencias y anécdotas vividas a lado de nuestros amigos. Qué duro es acordarse de aquellas lágrimas que disolvieron alguna vez la tinta de una pluma que se desahogaba en el papel y se asfixiaba de dolor…

Escribir es el recurso del náufrago, que lanza una botella a la inmensidad del océano con la esperanza de que alguien la encuentre y lo libere de esa isla desierta. Pero también es la herramienta de aquellos que no pueden hablar, pero no porque no tengan voz, sino porque sus manos son más elocuentes que sus gargantas…

Escribir, amigos, es trascender el tiempo y el espacio. Es gritar con orgullo “¡Aquí estoy!”. Es conocernos por dentro. Es descubrir todo nuestro potencial y también toda nuestra bajeza. Es encontrarnos de frente con nuestros sentimientos más nobles y nuestros pecados más viles. Escribir es encontrar nuevas dimensiones de nosotros mismos. Es crear historias. Formar personajes que nunca pudimos ser. Es reír. Es llorar. Es luchar. Es soñar…

Escribir es liberarse de la soledad…

Escribir es vivir…

- Amaya

1 comentario:

Anónimo dijo...

si que dejaste herencia Amaya.. te quiero donde sea que estes!