Cuenta Jacqueline Peschard, ex consejera del IFE, que en la época en la que José Woldenberg fungió como consejero presidente de este instituto, existía un ambiente de unidad y de confianza y, sobre todo, había un gran compromiso de todo el equipo. La mayoría de los consejeros provenían del mundo académico, lo que les daba un margen de respetabilidad y el aval de TODOS los partidos políticos. Eran independientes. Tenían buenas propuestas. El reto político e intelectual era enorme. El IFE se volvió cada vez más sólido en ese momento. Sin embargo, el relevo fue un tanto desafortunado y tuvo consecuencias que lamentablemente se hicieron visibles hasta las elecciones del 2006. Los nuevos consejeros carecían de credibilidad. El cambio fue "producto de un proceso de negociación apegado a la ley, pero políticamente inadecuado porque se resolvió en el último momento, con bastantes tropezones y en medio del rechazo abierto de la tercera fuerza política y de dos partidos más". Un relevo legal, pero inequitativo a los ojos de algunos. Lo último que nos faltaba, debilitar una institución que con tanto esfuerzo logró por un momento contar con la confianza de todos.
Pero el relato de Jacqueline Peschard no es el único que denuncia las secuelas de lo ocurrido en el IFE. José Antonio Crespo también nos hace recordar algunas de las profecías que ya circulaban desde el 2003 y que hemos visto cumplidas en el 2006.
Por ejemplo, la profecía de Jorge Chabat, quien afirmab: "el IFE se encuentra en la peor crisis de su historia. Es un IFE que no sirve para dar credibilidad en cuestiones electorales. Y si no sirve para eso, no sirve para nada. Se prefigura un choque de trenes para 2006 en el cual el PRD, excluido del acuerdo, seguramente va a presentar un candidato muy fuerte... (Existe el riesgo de) regresar al escenario de las elecciones de 1988 con un candidato de izquierda que en 2006 no se va a arrugar" (7/Nov/03).
También está Alberto Aziz, quien señalaba contundentemente: "el IFE no será lo que fue, simplemente porque ahora tendrá que volver a ganar la legitimidad que los partidos le han quitado… (Se abrirá) otra vez el expediente de elecciones cuestionadas en su legitimidad por tener un IFE partidizado, sin autonomía y con consejeros que no tienen de entrada la contundencia y la confianza que se necesitan para arbitrar la próxima sucesión presidencial, que será muy complicada" (4/Nov/03).
Y es que los argumentos de José Antonio Crespo se remiten a la forma "poco pulcra" en la que se formó el nuevo Consejo General del IFE y la pérdida de unanimidad que caracterizó el nombramiento de 1994 en el que participaron Peschard y Woldenberg. No se tomó en cuenta al PRD en ese proceso, ni siquiera cuando propusieron (de forma muy razonable, desde mi punto de vista) que se conservaran a algunos de los consejeros salientes, con el objetivo de seguir la misma línea de credibilidad y preservar la experiencia del grupo. Por otro lado, los nuevos consejeros tenían una mayor cercanía con los partidos políticos y sus dirigentes, "lo que alimentaría la sospecha de parcialidad"....
Conclusión. En la democracia no necesariamente se camina siempre hacia adelante. Si hay descuidos y exclusiones, puede haber retrocesos, como es el caso del IFE, aunque algunos no lo quieran ver.
- Amaya
Referencias:
Jacqueline Peschard. "Mi vida como consejera electoral" en Gritos y Susurros (Denise Dresser, coordinadora).
José Antonio Crespo. "IFE: profecía autocumplida". Excelsior. (5-sept-2006).
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