El extraño caso de los Rólex.
Katia D'Artigues (El Universal)
Katia D'Artigues (El Universal)
La historia la contó Noé Rivera, cercanísimo ex colaborador de la maestra Elba Esther Gordillo. Lo hizo en una entrevista con Karina Avilés, en el diario La Jornada.
Fue hace seis años, en el 2000. El ahora subsecretario de Educación Básica de la SEP, Fernando González Sánchez (El yerno incómodo), hizo un viaje a Los Ángeles:
—Para comprarle relojes Rólex a todos los dirigentes del sindicato magisterial y los contrabandeaba de San Diego a Tijuana.
Ops.
Cuenta que, ya estando en esta última ciudad, el yerno incómodo le pidió llevarlo a una ferretería para comprar una cinta adhesiva.
Luego a su casa. Ahí, tal cual kamikaze político, se pega los relojitos a su cuerpo. Cuenta que eran entre 100 y 150.
Lo hizo para que no lo detectaran en el primer filtro del aeropuerto tijuanense. Luego de pasarlo, se los quitó y los colocó en su equipaje.
De acuerdo con Rivera, ahora presidente de la Asociación Ciudadana del Magisterio, no sólo Fernando pasó los relojes, sino que eran tantos, que también a uno de sus hermanos lo tapizó de relojes. Además, menor de edad.
Hasta eso, de acuerdo con la información, el kamikaze tuvo la idea de meter fayuca chafa entre los relojes originales. Con el paso del tiempo, varios de los agraciados con los Rólex se quejaron de que algunas de sus partes se estaban desprendiendo.
Lo que son las cosas y el tiempo. En enero de 2003, Noé Rivera declaró que "fue un acto valiente" de Gordillo Morales la creación de la Asociación Ciudadana del Magisterio, con la cual se buscaba que los trabajadores de la educación tuvieran una mayor participación política.
—Más que beneficios personales para ella, esto demuestra que tiene la camiseta bien puesta por el SNTE.
Cómo cambian las cosas… y las personas, claro. Pero las reacciones al nombramiento del yerno siguen, y seguirán como decía Don Teofilito…
Para el priísta Francisco Labastida, todo es parte de "favores políticos" y un "premio de consolación" para la lideresa del magisterio nacional.
Así como es la política, y más la mexicana, no se sorprenda de que todo esto no sea una propia campaña desatada, por ejemplo, desde Los Pinos o sus enemigos.
¿Qué tal que fue una decisión de Calderón darle el puesto al yerno incómodo para, al ver las reacciones que provocaría, pedirle su renuncia por insostenible?
Es perverso.
Suena a política.
Pero también, ¿eso le ahorraría problemas con su aliada política?