Una vez le dije a alguien que era el eje alrededor del cual giraba mi mundo. Pero también le dije que ya no quería que las cosas continuaran así. Pasó el tiempo. No cumplí mi promesa y todo siguió igual. O no. Algo se rompió en aquel momento. Acumulé en mi diario decepción tras decepción. Las canciones eran cada vez más amargas. Las lesiones de otros tiempos no sanaron. La caída fue abrupta. Más que una explosión, se trató de una implosión. Fracturas y rupturas. El eje torcido.
¿Qué fue lo que falló? El equilibrio. Siempre anhelado. En mi eterna búsqueda, lo perdí, lo recuperé, lo presté, lo añoré y hasta lo desprecié. Ahora lo guardo, lo protejo; pero, en cambio, las batallas de la mente y el corazón son más intensas. Hay que sacar el orgullo para dar espacio al equilibrio.
Y así es mejor.
- Amaya
1 comentario:
Noto tristeza en tus palabras, y todos lo podemos ver...vamos amaya animo mujerrrrrrrr¡¡¡¡¡¡¡¡saca la garra chingao...te has preguntado de cuantos ejes eres tu la "x" o "y"?????
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