Una vez, paseando en Toulouse, me acuerdo que Bere y yo nos quedamos fuera de una tienda a esperar a las demás. Esa callecita por la que andábamos era peatonal y siempre había mucha gente, así que nos pegamos a la pared, tratando de no estorbar.
Estábamos en plena plática esquivando gente cuando de repente Bere siente que algo le falta, se fija en su bolsa toda preocupada y se da cuenta que, efectivamente, no tiene su cartera. Entonces, por puritito instinto, las dos volteamos a ver a dos tipos que estaban al lado de nosotras dizque leyendo el periódico (¿así o más sospechosos?). No se imaginan la cara de indignación que les puso Bere a los tipos. Y ya estaba a punto de reclamarles y zamparles un bolsazo cuando uno de ellos sacó todo apurado la cartera, se la entregó a Bere y le dijo con cara de arrepentimiento antes de salir huyendo:
"Pardon!"
Ah, ¡qué tiempos aquellos cuando los ladrones eran todavía decentes!
- Amaya